¿Se encuentra preocupado porque su hijo va a entrar a la escuela? Estas respuestas de Billy Graham que aún permanecen vigentes ofrecen esperanza y orientación bíblica.
Es esa temporada del año otra vez. Los estudiantes de todo el país están regresando a las aulas y a los campus en busca de conocimiento y verdad.
Para aquellos que tienen una relación con Jesucristo, la escuela puede ser uno de los mayores campos de batalla para su fe. Desde el plan de estudios, hasta los profesores y los compañeros, las ideas que desafían la Biblia están por todas partes, así como innumerables tentaciones que ofrecen seductoras alternativas para descargar las tensiones de la escuela.
Ya sea que usted sea padre, abuelo, educador o amigo, usted juega un papel vital en ayudar a los estudiantes que conoce a crecer en su relación con Dios durante esta etapa de sus vidas.
Aquí citamos cinco respuestas de Billy Graham para padres y estudiantes en diferentes etapas de la educación que ofrecen orientación y aliento para compartir durante este año escolar.
¿Cuándo debo comenzar a hablar con mi hijo sobre Dios?
[En muchas ocasiones, los niños hacen preguntas acerca de Dios desde muy temprana edad.] Es muy importante que no ignore esas preguntas, porque lo más importante que podemos hacer por nuestros hijos es ayudarles a tener una fe sólida en Dios. Su hijo no entenderá todo lo que usted le diga sobre Dios, pero él puede entender algo. Puede entender que Dios es real (aunque no lo podamos ver) y que Él hizo el mundo. También puede entender que Dios lo ama y lo cuida. Además, puede entender (al menos de forma limitada) que algún día podrá ir a estar con Dios en el Cielo.
Sobre todo, puede entender que una noche, hace más de 2000 años, Dios bajó del Cielo y se hizo hombre… Ese hombre es Jesús, quien nos ama y quiere entrar en nuestras vidas y ayudarnos. Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos» (Marcos 10:14).
Consiga un libro de historias bíblicas para niños, y léanlo juntos todos los días. […] Luego ore por su hijo, para que su fe en Cristo crezca. Jesús dijo que, aunque nuestra fe sea como «la más pequeña de todas las semillas, cuando crece, … se convierte en un árbol» (Mateo 13:32).
Nuestro hijo regresó de la universidad y ya no cree en Dios. ¿Qué debemos hacer?
No se culpe por la decisión que ha tomado su hijo; en última instancia, él es el único responsable. Pero tampoco pierda la esperanza: muchos jóvenes pasan por momentos de duda o rebeldía, pero luego se dan cuenta de lo mucho que necesitan a Dios.
¿Qué puede hacer usted? En primer lugar, ore por su hijo. Ore para que el Espíritu Santo le ayude a ver la vacuidad de sus caminos, y cree en él un deseo por el Dios vivo. El ateísmo nunca podrá satisfacer nuestros anhelos espirituales más profundos, ni podrá responder a nuestras preguntas más profundas en cuanto a por qué estamos aquí o hacia dónde vamos. Solo Cristo pudo decir: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12).
Ore también para que Dios ponga en su camino a personas comprometidas con Cristo y que puedan responder a sus preguntas. […] Mientras tanto, haga todo lo posible para que su hijo sepa que, aunque no esté de acuerdo con él, usted lo sigue amando y desea lo mejor para él. Además, examine su propio compromiso con Cristo, y haga que su meta sea ser un ejemplo para su hijo del amor transformador de Cristo. Recuerde que nuestro ejemplo a menudo habla más fuerte que nuestras palabras.
¿Qué debo hacer cuando mis profesores o compañeros atacan mi fe?
Sé que no es una situación fácil ni cómoda, pero ¿se te ha ocurrido que Dios puede haberte puesto ahí para que seas testigo (…) de la verdad y la paz de Cristo? Jesús dijo: «Ustedes son la luz del mundo… Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (Mateo 5:14-16).
Después de todo, ¿qué se necesita para cambiar la opinión de tu compañero? ¿Serán argumentos intelectuales que sirvan como fundamento para creer en Dios, o para derribar sus propias convicciones? Puede que dichos argumentos tengan su lugar, pero en realidad, el único argumento ante el que nadie podrá responder es el hecho de una vida que ha sido cambiada por Jesucristo. Dios ama a tus compañeros [y profesores] tanto como a ti, y quiere que seas un ejemplo del amor de Cristo para él. […]
Ora por tus compañeros [y profesores] todos los días, para que Dios rompa su orgullo y abra su corazón a la verdad de Cristo. Y ora también para que Dios te ayude a amarlos y a compartir a Cristo con ellos, tanto con tus palabras como con el ejemplo de tu vida.
¿Estoy cometiendo un error al ir a una gran escuela pública donde se ridiculiza el cristianismo?
No, no estás cometiendo un error (si has orado sobre tu decisión y has sentido que Dios te está guiando allí). La Biblia dice: «Reconócelo en todos tus caminos y él allanará tus sendas» (Proverbios 3:6).
Al fin y al cabo, Dios no quiere que nos aislemos de las personas que no creen lo mismo que nosotros, ni siquiera de quienes lo ignoran o lo odian [a Jesús]. Si hiciéramos eso, nunca tendríamos ningún impacto en nombre de Cristo ni ganaríamos a otros para Él. Recuerda las palabras de Jesús: «No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno» (Juan 17:15).
Por lo tanto, considérate a ti mismo como alguien a quien Dios está enviando a su campus (…) como un testigo atractivo y sabio de Cristo. La Biblia nos llama a ser «… intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida» (Filipenses 2:15-16).
¿Cómo puedo evitar las tentaciones en la escuela?
Lo más importante que puedo recomendarte es que tengas un amigo contigo en todo momento, y ese amigo es Jesús. Si tratas de luchar contra las presiones tú solo, es posible que fracases. Pero Dios te ama y quiere ayudarte, no solo a resistir la tentación, sino también a convertirte en la persona que Él te creó para ser. La decisión más importante que puedes tomar es admitir que necesitas la ayuda de Dios, y luego invitar a Jesucristo a entrar y tomar el control de tu vida. Nunca estamos solos cuando lo conocemos a Él.
Luego busca a otros cristianos en el campus. Probablemente haya ministerios cristianos operando allí. Busca anuncios en los tableros de anuncios del campus o pregunta a tu pastor. Necesitas la comunión de otros creyentes, y ellos te necesitan a ti. La Biblia dice: «… anímense y edifíquense unos a otros» (1 Tesalonicenses 5:11).
Además, no importa qué tan ocupado estés, dedica tiempo a estar con Dios cada día, leyendo la Biblia y orando. Deja que la oración del salmista se convierta en la tuya: «Susténtame conforme a tu palabra» (Salmo 119:28).