A lo largo de la mayor parte de la historia, las mujeres fueron tratadas como ciudadanas de segunda clase.
Incluso en la época en que Jesús vivió, la ley romana no consideraba a las mujeres como ciudadanas y, por lo tanto, no tenían ningún derecho legal. En la cultura griega las mujeres eran marginadas, y en muchas otras culturas incluso eran consideradas como peligrosas.
Los hombres cometían adulterio sin reprimenda, mientras que las mujeres que lo hacían podían ser castigadas e incluso condenadas a muerte. Las mujeres eran consideradas más como posesiones y como procreadoras de hijos que como individuos.
Pero, ¿qué dice la Biblia? ¿Cómo ve Dios a las mujeres?
Veamos cinco maneras en que Dios valora a las mujeres según la Biblia:
1. Dios creó a las mujeres a su imagen
Aunque Dios creó primero al hombre, se dio cuenta de que no era bueno que el hombre estuviera solo. Aunque el hombre y la mujer fueron creados con claras diferencias, Dios se aseguró de crearlos a ambos a su semejanza, y les ordenó a ambos que llenaran la tierra y la gobernaran (Génesis 1:28).
«La Biblia deja claro que, al principio de la raza humana, tanto el hombre como la mujer fueron creados por Dios, y que Él puso su imagen en ambos por igual».
Billy Graham
Además, Dios ofrece tanto a los hombres como a las mujeres la oportunidad de conocerle y tener una relación personal con Él.
Dios no es un opresor. Dios es un Padre santo y celestial que ama a hombres y mujeres por igual.
«Los creó hombre y mujer, y los bendijo. El día que fueron creados los llamó “seres humanos”».
Génesis 5:2
2. Dios se preocupa por el corazón de las mujeres
Dios escucha el lamento de las mujeres y responde a sus oraciones.
En el libro de Génesis, cuando una mujer llamada Agar se sintió maltratada, un ángel del Señor se reunió con ella en el desierto para animarla (Génesis 16). Entonces ella afirmó: «Ahora he visto al [Dios] que me ve» (v.13).
Otra mujer, Lea, se sintió rechazada por su marido, y Dios la escuchó y le dio hijos (Génesis 29:30-35).
Dios también bendijo a Ana. Ella sufrió de infertilidad por muchos años, pero cuando ella lloró y derramó su corazón delante de Dios, Él la escuchó y le concedió tener un hijo, mismo que entregó para que sirviera al Señor en señal de agradecimiento (1 Samuel 1:1-20).
¿Alguna de estas situaciones te suena familiar? ¿Necesitas derramar tu corazón delante de Dios? Dios es el mismo ayer, hoy y siempre y aun en nuestros días Él satisface las mismas necesidades que satisfizo en la Biblia.
3. Dios utiliza a las mujeres para llevar a cabo su plan divino
Esto se puede ver tanto en la historia completa que narran las Escrituras, como en diversos pasajes de forma individual. He aquí algunos ejemplos:
Miriam, cuando todavía era una niña, ayudó a proteger a su hermanito (Moisés) después de que el faraón, rey de Egipto, ordenara que todos los bebés varones hebreos fueran arrojados al río Nilo. Años más tarde, trabajó fielmente al lado de su hermano para ayudar a liberar a los israelitas de la esclavitud.
En un acto de fe, Rahab, quien era una prostituta, decidió proteger valientemente a los israelitas que espiaban su ciudad, Jericó, porque ella creyó en el plan del Dios de Israel. Finalmente, esta mujer terminó por formar parte del linaje de Jesús.
Débora, por su parte, fue profetisa y juez de Israel durante cuatro décadas. Dios le dio discernimiento y dirección sobre cómo guiar a la nación.
Y finalmente, una jovencita ordinaria llamada María fue favorecida por Dios y elegida para dar a luz a su Hijo, quien cambiaría el mundo entero y vendría a salvarnos de nuestros pecados.
4. Jesús puso su mirada en los oprimidos, y validó a las mujeres
Jesús mostró repetidamente cómo Dios es sensible a los corazones de las mujeres, así como a sus heridas y temores. Jesús las consuela y ama de todo corazón.
Por ejemplo, Él pasó tiempo con dos hermanas, María y Marta, y alabó a María cuando no solo se preocupó por cumplir sus tareas, sino que realmente quería pasar tiempo con Él (Lucas 10:39). A Jesús no le importaba lo que las mujeres podían hacer por Él, sino el corazón de ellas.
Jesús volvió a demostrarlo durante su sincera y profunda conversación con una mujer junto al pozo. Sus discípulos «se sorprendieron de verlo hablando con una mujer» (Juan 4:27) porque la ley judía prohibía a los hombres hablar con ninguna mujer que no fuera su esposa.
Pero Jesús, que tiene poder sobre cualquier ley, decidió hablar con la mujer para mostrarle que Dios conocía su corazón. Jesús le dijo a la mujer que Él era el Mesías. Ella reconoció su identidad y creyó. Inmediatamente, fue a la gente de su pueblo, diciendo: «—Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo?» (Juan 4:29).
En otra ocasión en las Escrituras, Jesús hizo que la gente observara a la viuda que dio dos pequeñas monedas de cobre en la ofrenda del tesoro del templo y que era todo lo que ella tenía para dar.
Jesús mostró continuamente su gran estima por las mujeres al comprender sus preocupaciones (Juan 2:1-9), satisfacer sus necesidades más profundas (Juan 4; Marcos 7:24-30), darles sanidad (Lucas 4:38-39, Mateo 9:20-22), resucitar a sus muertos (Lucas 7:11-15, Juan 11), ofrecerles perdón y restauración (Lucas 7:36-50, Juan 8:3-11) y defender sus actos de devoción (Mateo 26:6-13).
«Jesús honró a las mujeres y las convirtió en una parte importante de su ministerio (en contraste con la sociedad de su tiempo). En general, las mujeres siempre han sido más oprimidas en las sociedades que no han sido tocadas por el Evangelio».
Billy Graham
Después de su resurrección, Jesús se apareció por primera vez a María Magdalena antes que a ninguno de sus discípulos. Él la había liberado previamente de una severa esclavitud satánica (Juan 20:10-18).
5. Las mujeres deben ser respetadas en la iglesia moderna
En Hechos 2, hombres y mujeres se reunieron en una de las primeras reuniones de la iglesia primitiva, y el Espíritu Santo cayó sobre todos. Era la primera vez que se escuchaba la voz de las mujeres en la iglesia, y Pedro recordó a la gente que era una profecía cumplida.
Y con el paso del tiempo, en los días de la iglesia del Nuevo Testamento, muchas mujeres piadosas llevaron a cabo el plan de Dios, entre ellas Dorcas, Priscila y Lidia, quienes son reconocidas en las Escrituras. Hoy, Dios sigue invitando a las mujeres a participar en el ministerio.
«Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús».
Gálatas 3:28