Tendido en el suelo, el agente Sean Houle cerró los ojos. Acababa de recibir un disparo en la cara.
Las imágenes de su esposa y sus dos hijos pequeños pasaron por su mente. Houle estaba seguro de que cuando volviera a abrir los ojos, ya no estaría en Kernersville, Carolina del Norte. Estaría en la eternidad.
Pero, de repente, Houle sintió que Dios le decía: «Sean, aquí es donde quiero que estés; aún no ha terminado».
Y es verdad que no todo había terminado.
En un vuelco, Houle reunió fuerzas para levantarse y luchar por conseguir el arma del tirador. Pero recibió un segundo disparo, esta vez en la mano. Encerrado en el coche e incapaz de ayudar, Jax, su perro policía, rascaba las ventanas del vehículo con desesperación.
Mientras Houle se hundía en el suelo bañado en sangre, las probabilidades no parecían estar a su favor.
Milagrosamente, el parpadeo de borrosas luces rojas y azules llegó unos segundos después, trayendo consigo siete agentes más, lo que disuadió al tirador de soltar más disparos.
Gracias a la habilidad del personal médico, Houle sobrevivió tras múltiples cirugías. Requirió la reconstrucción de su dañada arteria carótida, de una mano, la mandíbula y un dedo que había perdido. Siguieron meses de fisioterapia, debido en parte a que Houle también sufrió un derrame cerebral que le obligó a aprender a caminar de nuevo y a adaptarse a muchos déficits del lado izquierdo de su cuerpo.
Fue durante este proceso de recuperación cuando Houle solicitó asistir al Retiro de Resiliencia Matrimonial [enlace en inglés] en Samaritan’s Lodge, Alaska, que forma parte de un programa organizado por el Equipo de Respuesta Rápida de Billy Graham (BG-RRT, por sus siglas en inglés), y que busca ministrar al personal de las fuerzas del orden.
Ubicado en las profundidades de la naturaleza, el retiro de verano de una semana de duración ofrece a los agentes que han resultado heridos o se han visto implicados en un tiroteo un lugar libre de estrés para reconectarse con sus cónyuges.
Para Houle, pareció que era un regalo enviado del cielo.
Tras recibir una llamada telefónica, su esposa acudió a él llorando con la emocionante noticia: la pareja había sido seleccionada para asistir.
«Ese fue el comienzo», dijo Houle. «Toda mi vida laboral adulta [he] estado en la seguridad pública, ya sea en los bomberos, los servicios de emergencia o la policía. Siempre sentí cierta atracción hacia el ministerio… [pero] nunca dejé a Dios actuar. No prestaba la debida atención al llamado de Dios».
El retiro fue un paso en esa dirección. Allí fue donde Houle conoció a los capellanes de Billy Graham por primera vez. Recibió enseñanzas bíblicas de oficiales de policía retirados, experimentó la presencia del Señor en los momentos de adoración y pudo disfrutar de la naturaleza agreste de «la Última Frontera».
«Hay algo especial en Alaska», dijo Houle. «Es como si Dios la hubiera creado ayer y la estuvieras tocando hoy».
Pero lo más significativo fue la gente que encontró allí.
«No hubo una sola persona que conociera…. que no fuera evidente que tenía el Espíritu Santo en ella. Nos amaron sin cesar», dijo Houle. «Fue increíble el cuidado que pusieron en compartir el amor de Dios con todos los que estaban allí. Fui a ese viaje como un seguidor de Cristo ya salvo, pero salí de ese viaje más fuerte que cuando entré».
«Recibí más atención, y más sanidad emocional y espiritual, de lo que jamás hubiera podido soñar».
Cuando llegó el momento de salir de esa hermosa región llena de oportunidades para el senderismo y la pesca, Houle empezó a hacer más preguntas sobre la posibilidad de unirse al ministerio, y alguien le recomendó que estudiara la posibilidad de convertirse en un capellán.
Entonces, el personal del BG-RRT le pidió que acudiera a The Cove, el centro de capacitación Billy Graham en Carolina del Norte para que hablara en un retiro para agentes de la ley.
No lograba quitarse un pensamiento de la cabeza: Dios estaba reordenando su vida.
«Fue como un momento en el que todo se conectó», dijo Houle, y pensó: «¿Dónde ha estado esto toda mi vida?».
Aquella oportunidad de hablar en un evento le permitió vislumbrar su futuro. Después de trabajar en el servicio de emergencias durante dos años y de servir como agente de policía durante diez años, Houle se jubiló por motivos médicos en enero. Ahora imparte clases sobre el cumplimiento de la ley y ha servido en dos ocasiones como capellán de Billy Graham. Durante su servicio como capellán en Memphis, Tennessee, tras una destructiva tormenta de hielo, tuvo la oportunidad de guiar a cinco personas a aceptar a Cristo como su Salvador.
«Formar parte del equipo de BG-RRT me permite servir de forma similar a como lo hacía en las fuerzas del orden, pero aún mejor. Ahora tengo la oportunidad de intentar llevar a la gente a la cruz de Cristo», dijo Houle.
Él escuchó a un predicador decir: «Cuando Dios rompe, Dios bendice». Houle cree firmemente que «Dios no permite que las cosas sucedan sin un motivo. Hubo una razón para que me dispararan. Él me ha permitido llegar a una cantidad de gente a la que nunca habría podido alcanzar como agente de policía en toda mi vida. [Y] me ha permitido hacerlo en el plazo de apenas un año.
»Sé que cuando Dios se está moviendo, solo hay cosas buenas por delante. Me encanta que Dios haya tomado algo malo, planeado para el mal, y lo haya hecho dar un giro para el bien. Dios lo puso de cabeza».