Cuando un ser querido sufre a causa de las adicciones

Si tienes a un ser querido que ha caído en la adicción al alcohol, medicamentos recetados o drogas ilegales, seguramente conoces las muchas formas en que la adicción destruye la vida de un individuo y causa dolor indescriptible entre familiares y amigos.

Dios quiere traer esperanza y sanidad a la vida de quien ha caído en este terrible ciclo, y Él es capaz de traer verdadera paz y libertad. Recuerda que Dios es más grande que cualquier adicción.

Cuídate a ti mismo

Antes de poder brindar la ayuda adecuada a tu ser querido, es importante que cuentes con una base sólida y saludable. No subestimes el impacto que la adicción de tu ser querido podría tener en tu propia vida espiritual. Algunas de las herramientas favoritas de Satanás son el aislamiento, el agotamiento, el desánimo y el miedo. Por lo tanto, es importante que profundices en tu propia relación con Jesús primero, y después te acerques a tu ser querido.

Asegúrate de apartar un tiempo cada día para estudiar la Palabra de Dios, pasar tiempo en oración y alabar al Señor por lo que está haciendo y por lo que hará en el futuro. Este tiempo con el Señor te ayudará a sostenerte y animarte.

El primer paso

Los adictos pueden sentirse confiados o «en paz» cuando están bajo la influencia de la sustancia de la que dependen. Sin embargo, por lo general se trata de personas que luchan con su autoestima, problemas relacionales y otras consecuencias ilegales e inmorales de su adicción. A menudo, culpan a otros miembros de la familia, a sus padres, a los supervisores del trabajo o a las «malas rachas» de la vida.

Confrontar todo esto puede suponer una pesada carga para ti y tu familia. Es importante crear un sistema de apoyo de amigos y profesionales que puedan proporcionar ayuda cuando las circunstancias se sientan abrumadoras.

Cómo puedes ayudar

A las personas adictas les cuesta admitir que necesitan ayuda. En lugar de ello, suelen rodearse de personas que les permitirán e impulsarán a continuar con su dependencia. Por lo tanto, debes practicar el «amor firme».

No obstante, al adoptar una postura dura, evita juzgar. Antes bien, di la verdad con amor (ver Efesios 4:15) y comparte honestamente tus preocupaciones. Utiliza las Escrituras como apoyo y concéntrate en aquello que ofrezca la posibilidad de un cambio.

Recuérdale a la persona adicta que él o ella no pueden lidiar con el problema por sí solos y deben estar dispuestos a comprometerse a dejarlo para siempre. Nada que no sea esto bastará. La persona involucrada debe admitir que es personalmente responsable de la situación y del problema.

Tú, por tu parte, confía en el Espíritu Santo para que te dé la sabiduría y las palabras que necesitas.

Enfócate en Jesús

Aunque puede ser tentador buscar «arreglar» o «corregir» los comportamientos adictivos con nuestras propias fuerzas, es importante que dirijas a tu ser querido a la única fuente de verdadera ayuda para su adicción: Jesucristo. Él le dará un nuevo propósito y significado en la vida, y comenzará a cambiar a la persona adicta verdaderamente.

La Biblia dice: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (2 Corintios 5:17, NVI). Dios rodeará a la persona que se arrepiente de sus pecados con su amor y le mostrará el gran valor que tienen a sus ojos. Dios le dará entendimiento y luz para ver que es demasiado valioso para destruirse a sí mismo con drogas o alcohol.

Cristo puede darle también nuevos amigos, gente cristiana que realmente se preocupe y quiera ayudar. Es posible que incluso Dios lleve a la persona involucrada a otros creyentes que han estado atrapados por las garras del abuso de sustancias en el pasado y con el poder de Cristo han vencido su adicción.

Y lo que es más importante, Dios ayudará a tu ser querido a resistir la tentación mediante el poder de su Espíritu Santo. La Biblia dice: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13).

Seguir adelante

Una relación con Cristo es el elemento más importante para ti y para tu ser querido. Si nunca has explorado lo que significa encontrar la satisfacción profunda y el propósito en una relación con Jesús, hazlo ahora. Si ya has entregado tu vida a Jesucristo, haz que tu relación con Él sea primordial en tu vida (ver Mateo 6:33).

La oración es la herramienta más poderosa que tienes. Ora en privado y con tu ser querido, pidiéndole a Dios que le dé el valor, la fuerza de voluntad, y lo más importante: el poder del Espíritu Santo. Todo esto es necesario en el proceso de redención: «Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1:7).

Ofrécele a tu ser querido un oído atento y ofrécele muchas oportunidades y espacios para que comparta sus sentimientos y preocupaciones. Asegúrate siempre de recordarle del gran e infinito amor de Dios (ver Salmo 62:5-8).

Es posible que tengas que tomar la iniciativa de buscar un centro de tratamiento a mediano o largo plazo para tu ser querido. No temas al dejarle saber que tienes la intención de hacerlo. Más que hablar de lo malo que es consumir drogas o alcohol, más bien busca ayudar espiritualmente a la persona y centra todas las conversaciones en su necesidad de Cristo.

La Palabra de Dios es poderosa. Anima a su ser querido a establecer una rutina diaria de leer la Palabra de Dios y orar. De ser necesario, ofrece leer las Escrituras en voz alta. También, busca oportunidades de ayudar a la persona a involucrarse en una iglesia que enseña la Biblia.

Otra buena idea es recomendar un consejero cristiano profesional o algún grupo de apoyo con experiencia en acompañar a las personas a través de este tipo de proceso de sanación.

Escrituras para meditar

«Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado».

Gálatas 6:1

«Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir».

1 Corintios 10:13

«Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo».

1 Tesalonicenses 5:11

«Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a quienes lo aman».

Santiago 1:12

«Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres».

Juan 8:36

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