Lectura bíblica: Romanos 10:17
Como evangelista, he sido llamado a compartir las Buenas Nuevas de Jesucristo cuando y donde pueda, y he tenido la oportunidad de hacerlo en muchos lugares alrededor del mundo.
¿Estás listo para la parte incómoda? Tú, querido amigo, también has sido llamado a ser evangelista. El hecho de que no te apellides Graham no significa que no hayas sido llamado a ofrecer la esperanza que tú tienes con tus amigos y seres queridos.
Aunque no prediques delante de cientos o miles de personas, las Escrituras te llaman a poner en práctica las palabras de 1 Pedro 3:15: «Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes».
Hay una cita que a menudo se atribuye a San Francisco de Asís, y que dice: «Prediquen siempre el Evangelio, y cuando sea necesario usen palabras». Aprecio lo que San Francisco estaba diciendo (si, de hecho, fue él quien lo dijo). Él deseaba que la gente no se limitara a predicar de palabra, sino que más bien vivieran lo que predicaban.
Desafortunadamente, creo que muchos de nosotros nos escondemos detrás de esa mentalidad que dice «mi estilo de vida es mi evangelización». Pensamos tímidamente que si vivimos una vida lo suficientemente buena, las personas verán nuestra fe y, de alguna forma, tomarán una decisión por Cristo.
A cierto nivel, eso puede ser cierto. Se supone que debemos vivir de tal manera que la luz y el amor de Cristo brillen a través de nosotros. Queremos que los demás se den cuenta de que hay algo diferente en nosotros.
Pero nuestro llamado a cumplir la Gran Comisión no termina ahí. Nunca podremos ser lo suficientemente buenos para llevar a alguien al Cielo.
En Romanos 10:17 está escrito: «Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo». Observe que el versículo no dice que la fe viene a través de un amigo que es un tipo excepcionalmente agradable. No dice que la fe viene de una transacción positiva con un hombre de negocios con una moral impecable. Dice que «la fe viene como resultado de oír el mensaje».
¿Qué dirías si un amigo te llamara ahora mismo y te preguntara por qué crees en Jesús? ¿Tendrías las palabras para responder acerca de tu fe? ¿Podrías citar algunos versículos bíblicos para respaldarlo?
Además, permíteme preguntarte: ¿Tienes el corazón de un evangelista en ti? ¿Un corazón que sufre por las almas perdidas a tu alrededor que están muriendo sin la esperanza de Cristo?
Amigo, te invito a pensar en ello, porque ese es tu llamado. Todos los seguidores de Jesucristo hemos sido llamados a ser evangelistas. ¿Estás dispuesto a pasar el tiempo en oración y en la Palabra para que cuando surjan oportunidades para compartir el Evangelio, estés listo?
Sí, debemos comportarnos de una manera que incite conversaciones sobre nuestra fe. Nuestras acciones deben afirmar nuestro amor por Cristo y no ser un obstáculo para los demás. Pero, además de eso, amigos míos, estén disponibles y listos para compartir las Buenas Nuevas.
«La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo».
Mateo 9:37-38
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Lectura bíblica: Romanos 10:17
17 Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.
