Devocional de Will Graham: ¿Por qué debemos hacer el bien?

Lectura bíblica: 2 Corintios 5:9-11

¿Por qué debemos hacer el bien? Si Cristo ya pagó el precio de nuestros pecados, ¿por qué no podemos limitarnos a hacer lo que nos hace sentir bien y vivir nuestra vida como queremos?

En 2 Corintios 5:9-11, Pablo aborda esta cuestión para los que somos seguidores de Jesucristo. Hacemos lo correcto porque queremos agradar a Dios y porque sabemos que Él juzgará nuestros actos. Hacemos lo correcto porque seremos recompensados por nuestras acciones en la eternidad.

En primer lugar, hacemos el bien para agradar a Dios (v. 9). Pablo tenía una visión sana de Dios y de sí mismo. Dios es eterno. Nosotros, en cambio, somos finitos y temporales. De hecho, cuando Pablo escribió esta carta a la iglesia de Corinto, él ya había enfrentado una gran persecución y se acercaba al final de su vida. Y como su tiempo era limitado, quería asegurarse de que pasaba cada momento tratando de servir, honrar y obedecer al Señor. «Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado», escribe Pablo.

En segundo lugar, queremos hacer el bien porque seremos juzgados (v. 10). El versículo 10 nos dice que «es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo».

Esto incluye a los seguidores de Jesús como tú y como yo. Ahora bien, no debemos confundir esta escena con el Gran Trono Blanco de Apocalipsis 20, donde los incrédulos serán juzgados y arrojados al infierno. Más bien, el Tribunal de Cristo es donde se juzgarán nuestras obras, y seremos recompensados en función de nuestras acciones durante nuestro limitado tiempo en la tierra. Esto no es opcional. El versículo 10 dice que todos compareceremos ante Cristo para rendir cuentas por nuestras obras, ya sean buenas o malas.

¿Cuáles son las recompensas? El Nuevo Testamento hace referencia a diferentes coronas:

La primera es la corona de la vida, que se concede a los que resisten las tentaciones (Santiago 1:12).

La segunda es la corona de gloria, que se da a los cristianos que cuidan de las ovejas de Dios, tal como los pastores que pastorean la iglesia (1 Pedro 5:2-4).

La tercera es la corona de justicia, que se da a los que han puesto su fe en Jesucristo y a los que con amor esperan su venida (2 Timoteo 4:8).

Finalmente, se encuentra la corona incorruptible. Esta corona se da a los que tienen dominio propio (2 Corintios 9:25-27, RVR1960).

¿Por qué debemos hacer el bien? ¿Es necesario para ganar nuestra salvación? No. Ese precio ha sido pagado en su totalidad por la muerte y resurrección de Jesús, cuando invocamos su nombre como nuestro Señor y Salvador. Sin embargo, nuestras acciones, ya sean buenas o malas, sí importan en el ámbito de la eternidad. Nuestro tiempo es limitado, así que queremos hacer que cada momento cuente para la gloria de Dios.

¿Has entregado tu vida plenamente a Cristo? Da hoy el primer paso para seguirlo.

Lectura bíblica: 2 Corintios 5:9-11, NVI

9 Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado. 

10 Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.

11 Por tanto, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a todos, aunque para Dios es evidente lo que somos, y espero que también lo sea para la conciencia de ustedes.