Lectura bíblica: Primera de Corintios 11:23-26
La Comunión fue fundamental para que yo aceptara a Jesús como mi Salvador.
Cuando tenía casi 6 años, un día asistí a la iglesia con mis padres y noté que pasaban un plato de pan y una copa de jugo de uva. Cuando el pan se acercó, estiré la mano para arrancar un trozo. Por lástima, mi padre me detuvo antes de que pudiera coger el bocado. Supuse que tenía miedo de que ensuciara la alfombra nueva de la iglesia.
Más tarde, cuando volvimos a casa, mi padre me llevó a mi habitación y me explicó el significado del pan y la copa. Me habló de Jesús, y de su muerte y resurrección. Mi padre me dijo que en Cristo podía encontrar el perdón de mis pecados y pasar la eternidad con Él en el Cielo.
Esa primera visión de la comunión me llevó a pedirle a Jesús que entrara en mi corazón. Fue el 11 de enero de 1981.
Esta es parte de mi historia, pero la Cena del Señor es significativa para todos nosotros por múltiples razones. En Primera de Corintios 11:26, Pablo escribe que la Cena del Señor nos es dada por Dios mismo como medio para traer unidad al cuerpo de Cristo. Además, cuando observamos la Cena del Señor, reconocemos que la mesa mira en tres direcciones diferentes: mira al pasado, al presente y al futuro.
El pasado: Conmemoración
La Cena del Señor se refiere a la última cena de Pascua que Jesús compartió con sus discípulos aquí en la tierra (ver Lucas 22:14-20). En esa ocasión, Jesús tomó el pan y la copa, y los repartió, dando a entender que su cuerpo sería partido y que el derramamiento de su sangre daría paso a la Nueva Alianza (véase Jeremías 31:31-33).
La Cena del Señor nos hace recordar lo que Jesús hizo en la cruz; por eso, en Primera de Corintios 11 dice: «… hagan esto en memoria de mí» tanto en el versículo 24 como en el 25. Pablo está enfatizando que siempre debemos recordar el sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz. Debemos recordar cómo fue azotado y golpeado, y que derramó su sangre para quitar nuestro pecado.
El presente: Comunión
La Cena del Señor habla también del presente y de cómo tenemos comunión con un Cristo vivo. Tenemos comunión con Él ahora porque nuestros pecados han sido perdonados. No tenemos que esperar al cielo para tener comunión con Dios: podemos tener comunión hoy.
No sólo tenemos comunión con Dios, sino que podemos tener comunión con otros creyentes. Esto trae como resultado unidad donde había división, que era exactamente lo que estaba sucediendo en Corinto cuando Pablo escribió esta carta.
El futuro: Compromiso
Debemos celebrar la Cena del Señor continuamente «hasta que Él venga» (v. 26). Por lo tanto, esta mesa también mira hacia el futuro, hacia el regreso de Cristo.
Nos recuerda que Jesús es victorioso y que establecerá su reino aquí en la tierra. Debemos proclamar la muerte del Señor (a través de la observancia de la Cena del Señor) hasta que Él venga de nuevo en el futuro.
También significa la futura destrucción de Satanás, cuando Jesús regrese en victoria. En ese momento ya no comulgaremos, sino que estaremos en la mesa del banquete, y Satanás será derrotado.
La Cena del Señor nos mantiene enfocados en la cruz, nos lleva a la comunión con Dios y el cuerpo de Cristo, nos da la esperanza de la resurrección, nos da la promesa de la victoria sobre Satanás y el pecado, y nos brinda la verdad del Cielo.
La próxima vez que participes de la comunión en la iglesia, tómate un momento para reflexionar acerca del pasado, el presente y el futuro, y sobre todo, acerca del increíble amor y la fidelidad de Dios.
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Lectura bíblica: Primera de Corintios 11:23-26 (NVI)
23 Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan,
24 y, después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí».
25 De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí».
26 Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.