La primera Navidad no fue perfecta

Desde las tarjetas de Navidad hasta el árbol, las decoraciones y los regalos, la mayoría de nosotros imaginamos que la Navidad debería ser simplemente perfecta.

Pero si has pasado por dificultades, o sientes que este año ha venido acompañado de muchos retos, las tarjetas navideñas y los alegres villancicos pueden parecer insignificantes. ¿Cómo sentir esperanza cuando has perdido a un ser querido? ¿O cuando has perdido tu trabajo? ¿O si luchas contra la depresión?

Si parece que no puedes encontrar la alegría de la temporada de la que todo el mundo habla en estas fechas, no te preocupes: no eres el único. 

La primera Navidad tampoco fue perfecta. De hecho, el nacimiento de Jesucristo estuvo lleno de situaciones y personas imperfectas.

Pero aun así, sabemos que Dios tenía un plan y estaba en control total de la situación. Y por eso, tú también puedes tener esperanza esta Navidad.

1. Una genealogía imperfecta

El libro de Mateo comienza con la genealogía de Jesús. Desde el primer nombre de la lista, la genealogía está llena de personas caídas, es decir, personas pecadoras que necesitaban ser redimidas de la condena eterna. 

Abraham estuvo dispuesto a entregar a su mujer al faraón de Egipto. Tamar se hizo pasar por prostituta. David cometió adulterio y la Biblia lo presenta como culpable de asesinato. Salomón tuvo cientos de esposas. Y un gran número de los reyes mencionados se apartaron de Dios y creyeron en dioses paganos en lugar de mostrar fidelidad al Dios verdadero.

Pero ese fue el linaje que Dios escogió para que naciera su Hijo Jesús, el Salvador del mundo.

¿Qué podemos aprender de esto? Dios puede utilizar a personas caídas y pecadoras para llevar a cabo sus planes perfectos. No importa tu pasado, si decides poner tu confianza en Jesucristo y rendir tu vida delante de Él, Él te redimirá (Romanos 8:1), y te mostrará el propósito que tiene para tu vida (Efesios 2:10).

2. Una situación imperfecta

Del mismo modo, las situaciones que rodearon el nacimiento de Jesús no fueron ideales.

Siendo todavía una jovencita, María quedó embarazada por un misterioso acto de Dios. Esto la puso en una situación muy difícil. Como virgen soltera, su embarazo habría levantado muchas dudas, especialmente en una época y una cultura en la que el adulterio a menudo merecía la muerte. Era difícil, y podría haberse enfrentado a las burlas de su familia y amigos que tal vez no creían su historia.

Pero ese no fue el final de la historia. Jesús nació en un establo y su primera cuna fue un pesebre.

Incluso la historia de José no fue perfecta. La mujer con la que debía casarse se quedó embarazada antes del matrimonio. Él, «…como… era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto» (Mateo 1:19), hasta que un ángel se le presentó en sueños y le indicó lo que hacer.

La historia completa estuvo lejos de ser perfecta, pero fue en esa compleja historia donde el Hijo de Dios, el Creador del mundo, eligió nacer. 

3. Un mundo imperfecto

En el momento del nacimiento de Jesús, Israel estaba bajo el dominio romano, con el rey Herodes en el trono. Los israelitas estaban sometidos a fuertes impuestos y muchos vivían en la pobreza.

Pero Jesús no esperó a que el mundo fuera perfecto, sino que eligió venir en medio del sufrimiento. Él es «Emanuel», Dios con nosotros, como declaró el profeta Isaías en Isaías 7:14. Vino a las tinieblas, caminó entre nosotros, tuvo hambre, se cansó y no tenía «dónde recostar la cabeza». Él fue «tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado» (Hebreos 4:15).

Esta Navidad, si te encuentras en una situación imperfecta, recuerda que la historia de la Navidad jamás fue ni nostálgica ni perfecta. 

Dios eligió venir a este mundo caído y caótico para traer a nosotros el Reino de los Cielos que voluntariamente habíamos rechazado.

¿Quieres saber más sobre este Dios que vino a la tierra para salvarte? 

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