Tras haber sido criada en la fe musulmana en Irán —uno de los países más peligrosos para ser cristiano—, Dilara* conoce bien la dura realidad de la persecución.
Ha pasado los últimos ocho años en el Líbano, donde unos amigos de este país mayoritariamente musulmán la invitaron a la iglesia.
Dilara aceptó su oferta y poco a poco empezó a conocer más de la fe cristiana, curiosa por aprender más.
Hace unos meses, mientras navegaba por Facebook, descubrió unos cursos gratuitos de discipulado en línea a través del ministerio de evangelismo por internet de la Billy Graham Evangelistic Association, En Busca de Jesús.
Ansiosa por seguir explorando el cristianismo, decidió inscribirse en el curso. El programa también le ofreció la ayuda gratuita de una voluntaria en línea.
Mientras estudiaba el material del curso, descubrió que Jesucristo no solo existe, sino que la ama, tiene un propósito para ella y quiere guiarla en cada paso de su vida.
«¿Cómo puedo pedirle a Jesús que sea mi Salvador?», preguntó Dilara a la voluntaria, añadiendo que quería estar «cerca de Dios».
Durante las conversaciones en línea con la voluntaria de discipulado, aprendió más sobre el Evangelio y lo que significa seguir a Jesús.
Dilara se dio cuenta de que podía tener una relación personal con Dios a través de su Hijo, Jesucristo. Reconoció su necesidad de pedir perdón a Dios por sus pecados y aceptó a Cristo como su Señor y Salvador.
«Tengo buenas noticias para ti», le dijo Dilara a la voluntaria varios meses después de comenzar sus cursos en línea. «Creo en Jesús, y ahora soy oficialmente cristiana».
Se bautizó en una iglesia local y empezó a asistir a estudios bíblicos para seguir creciendo en su fe.
Si alguna vez regresa a su país de origen (clasificado como el n.º 9 en la versión más reciente de la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas), Dilara podría sufrir graves consecuencias. Pero para Dilara, la paz, la esperanza y la vida eterna que ha encontrado en Jesucristo merecen cualquier riesgo.
*Nombre cambiado por privacidad.