Peleando la buena batalla en el año nuevo

En el libro del Apocalipsis, la Biblia describe el momento en que Satanás cae de los cielos.

El apóstol Juan lo vio de esta manera: «Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra» (Apocalipsis 12:9, NVI).

Sin embargo, la derrota de Satanás descrita en este pasaje no ha ocurrido aún. Eso tendrá que esperar a la segunda venida triunfal de Cristo, cuando, después de ser atado por un periodo de tiempo, Satanás será castigado eternamente en el infierno. «El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 20:10).

Hasta entonces, el enemigo seguirá trabajando incansablemente para cegar las mentes de los incrédulos y mantenerlos cautivos en su traición e infidelidad.

Al comenzar un nuevo año, solo podemos esperar que los ataques y los engaños del adversario sean más intensos y mortales. «Por eso, ¡alégrense, cielos, y ustedes que los habitan! Pero ¡ay de la tierra y del mar! El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo» (Apocalipsis 12:12).

Por eso, el año que viene será un año extremadamente ocupado para la Billy Graham Evangelistic Association. Mientras el enemigo de nuestras almas intensifica sus esquemas y tácticas engañosas, nosotros proclamaremos audaz y abiertamente las Buenas Nuevas de Jesucristo a todo el mundo, por todos los medios posibles. 

Es el Evangelio del Señor Jesucristo el que da vida nueva y libera a los cautivos. La verdad de Dios tiene el poder de vencer los caminos engañosos de los malvados que oprimen al pueblo de Dios.

En Cristo, nuestros pecados —con toda la culpa y la vergüenza que conllevan— son vencidos por el Salvador. Jesús es la Luz del mundo, y esa misma Luz expone nuestro pecado, nos llama al arrepentimiento, y finalmente nos brinda vida eterna cuando ponemos nuestra fe en Él.

Aquí en los Estados Unidos, así como en el mundo entero, proclamaremos a Jesucristo como el Salvador resucitado. El Espíritu Santo utilizará la Palabra de Dios para guiar a los corazones de los pecadores al arrepentimiento, y por el poder de Dios, hombres, mujeres y niños nacerán de nuevo.

En el momento en que les sea concedida la fe que lleva a la salvación, serán librados del «dominio de la oscuridad» y serán trasladados «al reino de su amado Hijo» (Colosenses 1:13).

El Evangelio de nuestro Salvador, que murió por nuestros pecados y resucitó, «…es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles» (Romanos 1:16).

En su himno «Castillo fuerte es nuestro Dios» [A Mighty Fortress Is Our God], Martín Lutero escribió esta estrofa:

«Aun si están demonios mil

Prontos a devorarnos,

No temeremos, porque Dios

Sabrá aún prosperarnos.

Que muestre su vigor

Satán, y su foro;

Dañarnos no podrá,

Pues condenado es ya

Por la Palabra santa».

Cristo volverá pronto. Espero que muy pronto. Hasta entonces, trabajaremos con el poder de su fuerza, predicando y proclamando nuestra única esperanza: Jesucristo mismo, quien ha vencido a Satanás, a la muerte y al pecado.

Él es la razón de mi esperanza.

>> Tú puedes colaborar con nuestro ministerio para alcanzar al mundo con las Buenas Nuevas de Jesucristo.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la revista Decision en enero de 2014.