Este artículo ha sido extraído de un mensaje de Billy Graham.
Es imposible entender la Biblia, la vida cristiana, la estructura de la iglesia o nuestra propia relación con Dios sin entender al Espíritu Santo. El Espíritu Santo no es un «eso». El Espíritu Santo es una persona. La Biblia dice que Él no es algo. Es Alguien. Él es Dios.
Para entender mejor esto, hablemos de la Trinidad. Hay tres personas en la Trinidad: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Los cristianos no adoran a múltiples dioses. Dios Hijo, o Jesucristo, fue Dios en forma humana. El Espíritu Santo vive dentro de nosotros cuando aceptamos a Cristo y nos ayuda a acercarnos a Dios.
En el momento en que recibimos a Cristo como Salvador, el Espíritu Santo viene a vivir en nuestros corazones. La Biblia enseña que el Espíritu Santo es todopoderoso y está presente en todas partes. El Espíritu Santo nos enseña y nos lleva a profundizar en la verdad de Dios a medida que avanzamos en nuestra vida cristiana.
No hay nadie, en ninguna parte, que pueda ser cristiano sin el Espíritu Santo. No hay una persona que pueda seguir a Cristo sin la ayuda del Espíritu Santo. El Espíritu Santo ve todo lo que pasa. El sabe lo que pasa en nuestros corazones. El sabe lo que pasa en nuestras mentes. Nada está oculto para Él.«El Espíritu Santo ve todo lo que sucede. Sabe lo que pasa en nuestros corazones. Sabe lo que pasa en nuestras mentes. Nada está oculto para Él». —Billy Graham
El Espíritu Santo lleva el nombre de Santo. La Biblia dice: «Sean santos, porque Yo soy santo» (1 Pedro 1:16). Uno de los ministerios del Espíritu Santo es ayudarnos a ser santos, es decir, a parecernos más a Cristo.
¿Cómo actúa el Espíritu Santo?
Primero, el Espíritu Santo nos convence de nuestro pecado.
«Y, cuando Él venga, convencerá al mundo… en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio» (Juan 16: 8). Él utiliza las oraciones de una madre, o una experiencia trágica, o el sermón de un pastor, o alguna otra experiencia para convencernos de pecado y de nuestra necesidad de entregar nuestras vidas a Jesucristo. Él nos señala y dice: «Eres un pecador. Necesitas arrepentirte».
No nos gusta escuchar eso, pero sin la convicción, nunca podríamos ser perdonados de nuestros pecados, nunca podríamos ser salvados y nunca podríamos ir al Cielo.
Segundo, el Espíritu Santo da nueva vida. La Biblia dice que estamos muertos en nuestros pecados (Efesios 2:1). Nuestro espíritu dentro de nosotros, hecho a la imagen de Dios, está muerto hacia Dios. La humanidad necesita vida. Sin embargo, todos hemos pecado y, por lo tanto, estamos muertos para con Dios.
El Espíritu Santo, sin embargo, nos da una nueva vida en Jesucristo. Jesús dijo: «… quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:3).
Pero, ¿cómo se nace de nuevo? ¿Qué significa eso? El Espíritu Santo es el que te hace nacer de nuevo; es un acto sobrenatural. No son las cosas buenas que hemos hecho, sino la misericordia de Dios a través del Espíritu Santo lo que nos salva (Tito 3:5). Todo lo que tenemos que hacer es aceptar el don gratuito de la salvación al aceptar a Cristo.
Tercero, el Espíritu Santo vive en nosotros. Al leer esto, puede que te des cuenta de que estás espiritualmente muerto, pero Dios dice: «Pondré mi Espíritu en ti. Vendré a vivir en ti».
Esa es la razón por la que nunca debemos tomar nada impuro en nuestros cuerpos. Esa es la razón por la que debemos disciplinar nuestros cuerpos. Dios ama tu cuerpo. El no quiere que sea contaminado por lujurias carnales o sustancias dañinas. La Biblia dice: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» (1 Corintios 3:16).
Cuarto, el Espíritu Santo te da poder para servir a Cristo. «Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra» (Hechos 1:8). Cristo regresará de nuevo, y está listo para entrar en tu corazón por el Espíritu Santo y hacerte una persona nueva. ¿Aceptarás a Cristo como tu Salvador?