Transformado por la gracia: El apóstol Pablo

A partir de las vidas de cuatro personajes bíblicos, este verano meditaremos sobre el camino por el que Dios nos guía para pasar del quebrantamiento hasta un perfecto sentido de pertenencia en Él. Al meditar las tentaciones y luchas de estos personajes, descubriremos que hay mucho qué aprender de sus encuentros con Dios.

En la última parte de nuestra serie de verano, nos centramos en en el apóstol Pablo, cuya transformación radical de perseguidor de los cristianos a poderoso evangelista dejó un legado increíble para los creyentes de todo el mundo. Lee más de lo que Billy Graham dijo acerca de cómo las personas más inesperadas pueden convertirse en los mejores testigos de Cristo.

«Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!».

2 Corintios 5:17, NVI

Saulo, también llamado Pablo (Hechos 13:9), pensaba que lo tenía todo. «Hebreo de hebreos», guardaba la ley, seguía las costumbres fariseas y ocupaba una posición elevada en la sociedad judía (Filipenses 3:5). Saulo creía que su propia justicia y sus obras le permitirían llegar a Dios, por lo que cuando Jesucristo vino con su mensaje de gracia, lo rechazó con vehemencia.

«Creció convencido de que Jesús era un mentiroso y un fraude, y que sus seguidores habían sido engañados y eran peligrosos para la sociedad», dijo Billy Graham.

Incluso en el momento mismo en que Dios irrumpió en su vida, Saulo aún «respiraba amenazas y muerte», e iba de camino para perseguir y encarcelar a más cristianos (Hechos 9:1).

«¿Cómo podría Dios perdonar a alguien así?», preguntó Billy Graham.

A pesar del odio en el corazón de Saulo, Dios tenía un plan para usarlo como un apóstol audaz para llevar el Evangelio al mundo.

Mientras Saulo caminaba por el camino, acercándose a Damasco, una luz brillante lo sacudió hasta lo más profundo. Una voz le preguntó: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Hechos 9:4).

Lee más sobre la conversión de Pablo en Hechos 9:1-19.

«Y en ese camino a Damasco, Pablo se convirtió», dijo Billy Graham. «Se convirtió en el cristiano más grande que jamás haya existido».

Este momento marcó un cambio dramático en su vida: de extremista a evangelista, de descarriado a misionero.

Saulo comenzó a usar su nombre romano, Pablo, cuando testificaba a los gentiles, y durante el resto de su vida, viajó miles de kilómetros para compartir las Buenas Nuevas, soportando palizas, naufragios y encarcelamientos, todo por amor a Cristo. También escribió cartas a las iglesias, animando e instruyendo a sus compañeros creyentes.

«Dios no solo perdonó a Pablo, sino que también lo envió al mundo para decirles a los demás acerca de la nueva vida que Cristo ofrece a todos los que ponen su confianza en Él», explicó Billy Graham. «Más tarde, Pablo escribió: “Yo soy el más insignificante de los apóstoles y… ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios”» (1 Corintios 15:9).

De los 27 libros del Nuevo Testamento, 13 se atribuyen a Pablo, y un sinnúmero de personas han llegado a la fe como resultado de su ministerio.

¿Qué tiene que ver la historia de Pablo contigo?

La transformación de Pablo es fácil de observar. El camino a Damasco cambió su vida de dirección. Eso es lo que hace Cristo: nos encuentra en nuestro quebrantamiento y nos transforma para ser personas completamente diferentes. La vida de Pablo nos muestra que experimentar a Cristo cambia todo en nosotros, hasta nuestros deseos más profundos.

«Después de encontrarse con Cristo en el camino de Damasco, amó lo que antes había odiado con tanta vehemencia», explica Franklin Graham. «Por fin pudo ver el mal como mal y el bien como bien. Sus valores se enderezaron porque su naturaleza había sido cambiada por la gracia redentora de Dios».

La fe en Jesús no consiste en obligarnos a nosotros mismos a modificar nuestro comportamiento. Pablo lo intentó, siguiendo la ley mosaica hasta el más mínimo detalle. Cristo se preocupa por nuestros corazones, y nos transforma cuando acudimos a Él con arrepentimiento y fe, rindiéndonos completamente a Él. ¿Has entregado todas las áreas de tu vida a Él?

«Les daré un nuevo corazón y derramaré un espíritu nuevo entre ustedes; quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen y les pondré un corazón de carne». —Ezequiel 36:26, NVI

Lee la primera parte de nuestra serie de verano sobre Zaqueo.

Lee la segunda parte de nuestra serie de verano sobre la mujer samaritana.

Lee la tercera parte de nuestra serie de verano sobre el rey David.