A partir de las vidas de cuatro personajes bíblicos, este verano meditaremos sobre el camino por el que Dios nos guía para pasar del quebrantamiento hasta un perfecto sentido de pertenencia en Él. Al meditar las tentaciones y luchas de estos personajes, descubriremos que hay mucho qué aprender de sus encuentros con Dios.
La primera semana se centra en un recaudador de impuestos codicioso y orgulloso llamado Zaqueo, y en cómo respondió al llamado de Dios.
«Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».
Santiago 4:6, NVI
El día en que Zaqueo tuvo su primera interacción con Jesús, su vida cambió para siempre.
Zaqueo era un funcionario público corrupto que trabajaba para Roma como recaudador de impuestos. No solo los judíos detestaban a las personas de su ámbito laboral por colaborar con el enemigo, sino que Zaqueo también cobraba de más a su propio pueblo, quedándose con parte del dinero y enriqueciéndose a costa de ellos.
«Engañaba, mentía, era un ladrón, pecaba contra sus semejantes», explica Franklin Graham.
En aquella época, se habían difundido las noticias sobre Jesús, sus enseñanzas y sus milagros, y Zaqueo sentía curiosidad.
Lee la historia de Zaqueo en Lucas 19:1-10.
«Jesús pasaba por Jericó y Zaqueo quería ver quién era», dijo Franklin Graham. «Pero había un obstáculo… Era de baja estatura y no podía ver por encima de la multitud».
Ansioso por ver a Jesús, Zaqueo corrió y se subió a un árbol sicómoro para ver qué pasaba.
«Cuando [Jesús] pasa por el camino, se acerca a Zaqueo», dijo Franklin Graham. «Lo ve. Se detiene. Lo llama por su nombre».
La Biblia dice que Jesús «miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja enseguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa”. Así que él se apresuró y bajó, y lo recibió con gozo» (Lucas 19:5-6, NVI).
Mientras los que miraban murmuraban por la decisión de Jesús de visitar a un pecador, ese momento marcó un punto de inflexión en la vida de Zaqueo.
Le dijo a Jesús que daría la mitad de sus bienes a los pobres, y a quienes hubiera defraudado, les devolvería «cuatro veces la cantidad que sea» (Lucas 19:8).
¿Qué tiene que ver la historia de Zaqueo contigo?
Es fácil vivir para nosotros mismos, haciendo solo que nos beneficia, tal como vivía Zaqueo.
También podemos sentir la tentación de pensar que sería imposible que podamos acercarnos a un Dios perfecto y santo, y conformarnos con simplemente preguntarnos quién es Él desde la distancia.
«Quizás sientes que eres pequeño a los ojos de Dios», dijo Franklin Graham. «Pero tu vida es importante para Dios… Él te ama».
Aunque el orgullo y el amor por las posesiones terrenales pueden ser un obstáculo para rendirnos al Señor, aprendemos de la breve historia de Zaqueo que el primer paso es decir «sí» a su invitación abierta a encontrarnos justo ahí donde estamos.
Jesús no lo evitó por ser jefe de los recaudadores de impuestos ni por sus pecados pasados. Y Zaqueo se apresuró a hacer un compromiso de dejar atrás sus prácticas deshonestas y de recompensar a aquellos de quienes se había aprovechado.
«¿Qué te impide venir a Jesucristo por la fe?», pregunta Franklin Graham.
Cuando Jesús le dijo a Zaqueo que bajara, dijo Graham, «él tuvo la oportunidad de elegir. Podía quedarse allí sentado en el árbol. Podía ignorar a Jesús. Pero Jesús lo llamó…
»Y Zaqueo obedeció. Recibió a Cristo. Llamó a Jesús “Señor”. Y luego se arrepintió de sus pecados. Admitió sus pecados…
»Ahora tú tienes la oportunidad de elegir».
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