Un pastor, sencillamente, es alguien que cuida de sus ovejas. El pastor guía, dirige, defiende y alimenta a su rebaño. Su papel consiste en asegurarse de que las ovejas están donde deben estar y de que se mantengan vivas.
Tradicionalmente, ser un pastor de ovejas suele ser un trabajo solitario e incluso peligroso. Las ovejas jóvenes, en particular, son presa fácil de los depredadores.
En este Mes de la Apreciación Pastoral, en Estados Unidos, he estado considerando cómo la Palabra de Dios establece paralelismos entre los pastores de ovejas y los pastores de iglesias. En particular, me han llamado la atención los pasajes de Hechos 20:28-30 y 1 Pedro 5:2-4. Hay algunas cosas que podemos aprender de estos pasajes bíblicos:
- Los pastores son llamados por el Espíritu Santo a pastorear su rebaño.
Hechos 20:28 dice: «Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre». Como pastores, nosotros no escogemos nuestra iglesia como un hombre de negocios escoge su próximo trabajo. Somos llamados por el Espíritu Santo a servir en esa iglesia en particular. Esta es una verdad que no debemos tomar a la ligera.
- Pastorear una iglesia es una gran responsabilidad.
¿Notaste la segunda parte de Hechos 20:28? «… pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre». Como pastores, debemos darnos cuenta de que Jesús pagó el precio máximo para redimir a los miembros de nuestras congregaciones. Sí, puede haber —y seguramente habrá— tiempos difíciles. Como una vez dijo en broma un pastor: «A veces, las ovejas apestan».
Pero esas personas en sus bancos son preciosas a los ojos del Señor, tan preciosas que Él dio su vida por ellas. Podría haber elegido a cualquiera, pero te eligió a ti, pastor, para guiarlas.
- Eres el defensor de tus ovejas.
Así como un pastor arriesga su vida por sus ovejas, tú también estás llamado a defender tu rebaño. Las palabras utilizadas por Pablo son fuertes y terribles. «Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño. Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan» (Hechos 20:29-30).
Tal parece que esto fuera hoy más cierto que nunca. Vemos el aumento de un espíritu antibíblico en la cultura, y algunos cristianos y algunas iglesias están siendo llevados a seguir al mundo en lugar de la Palabra de Dios.
¿Cómo puedes defender a tu rebaño? Adoptando una postura firme entre el bien y el mal, y asegurándote de que los miembros de tu iglesia estén tan cimentados en las Escrituras y en sintonía con la verdad que puedan detectar claramente las mentiras. Este no es el momento para un cristianismo blando y que solo nos haga sentir bien. Estamos en medio de una batalla, y es hora de ponerse toda la armadura de Dios (ver Efesios 6:10-18).
- Tu recompensa es grande.
El pasaje de 1 Pedro 5:2–4 continúa el tema de los pastores y las ovejas, diciendo: «… pastoreen el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con deseo de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño. Así, cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la corona inmarchitable de la gloria».
Ser pastor no es fácil. La responsabilidad es grande, y se trata de un llamado difícil y agotador. Pero ¡mira lo que te espera! Cuando tus días estén completos y estés ante nuestro Salvador, recibirás «la corona inmarchitable de la gloria». ¡Qué promesa tan increíble!
Para los pastores que están leyendo esto, por favor sepan que los amamos y estamos orando por ustedes. Aunque no lo escuchen lo suficiente, sepan que cuentan con nuestra gratitud y apoyo. Y para los que no son pastores y están leyendo esto, por favor recuerden orar por sus pastores y animarlos mientras intentan ser una guía espiritual para ustedes. Juntos, mantengámonos firmes hasta el día en que regrese el Pastor Principal.