«Tenemos demasiadas iglesias que se han dividido por motivos creados por el hombre», dijo Tom King, presidente del comité del Desayuno Comunitario de Oración de Bristol, al compartir la visión detrás de la reunión. «Necesitamos reunirnos solo en el nombre de Jesús, derribar todas esas barreras y elevar juntos el nombre de Cristo».
Will Graham pronunció el mensaje principal, instando a todos a mirar dentro de sus propias almas y examinar su propia relación con Dios.
Su mensaje giró en torno a Manasés, un rey de Judá conocido por su maldad e idolatría.
«Pensamos en estatuas de piedra o de madera, pero un ídolo puede ser cualquier cosa que pongas entre tú y Dios», dijo Will Graham. «Es cualquier cosa que consuma tu pensamiento y tus acciones. ¿Es dinero, sexo, drogas, fama, poder? Ese es tu ídolo. Si no es Jesucristo, es un ídolo. Creo que todos somos culpables de esto de vez en cuando».
Y continuó: «La gente quiere adorar a la creación en vez de al Creador… Queremos un dios que nos dé placer y todo lo que deseamos. Hemos adaptado a Dios a nuestra propia imagen».
Will Graham reconoció la deriva espiritual y la decadencia que se está produciendo en muchas iglesias cristianas de este país.
«No hablo solo de Estados Unidos. Estoy hablando de la iglesia. Está ocurriendo en la iglesia».
Junto con la idolatría, Will Graham mencionó la tendencia de Manasés al asesinato —incluso sacrificó a su propio hijo a otro dios—, a la inmoralidad sexual y a la brujería.
«Miren a los Estados Unidos ahora. Celebramos el pecado. Celebramos la perversión. Celebramos el asesinato. Adoramos a la naturaleza en vez de al Creador. Somos idólatras», dijo Will Graham. «Amigos míos, Jesús va a volver a este mundo, pero esta vez no será para salvar al mundo. Vendrá a juzgar al mundo. Ya vino para salvarlo. La próxima vez que venga, no vendrá como el Salvador. Vendrá como Juez».
Al recordar las lecciones aprendidas del rey Manasés, Will Graham explicó que el pecado no era el final de su historia. Cuando Dios lo entregó a sus enemigos, los asirios, Manasés se humilló y clamó a Dios mientras estaba prisionero en tierra extranjera.
«El Dios de las segundas oportunidades», dijo Will Graham, restauró a Manasés y lo llevó de vuelta a Jerusalén, donde derribó los ídolos y reconstruyó el altar del Señor.
«Manasés era el peor hombre vivo, y aun así tuvo una segunda oportunidad. Nuestro Dios es un Dios de segundas oportunidades», dijo Will Graham. «No importa lo que hayas hecho en el pasado; Dios te dará una segunda oportunidad».
Al concluir el desayuno con un mensaje evangélico y una oración, Will Graham ofreció a los asistentes la oportunidad de tener su propia segunda oportunidad. Les invitó a buscar el perdón y a depositar su fe en Jesucristo, aceptando la esperanza, el amor, la paz y el propósito que Él ofrece. Muchas personas oraron y luego levantaron la mano para indicar que habían tomado esta decisión que les cambiaría la vida.