«… pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades». —2 Corintios 12:5
En la inauguración de la Iglesia Memorial Judson en la ciudad de Nueva York, el doctor Edward Judson habló de la vida de su padre, Adoniram Judson, y dijo: «El sufrimiento y el éxito van juntos. Si estás teniendo éxito sin sufrir, es porque otros antes de ti han sufrido; si estás sufriendo sin tener éxito, es porque otros después de ti tendrán éxito».
«Dichosos los que lloran» (Mateo 5:4). Pueden ser dichosos porque saben que su dolor, su angustia y su privación son la penuria de una nueva creación, los dolores de parto de un mundo mejor. Pueden ser dichosos si son conscientes de que el Artista y Maestro, Dios, emplea la luz y la sombra para producir una obra maestra digna de arte divino.
También pueden gloriarse en sus dolencias, sonreír entre lágrimas y cantar en medio de su dolor, porque se dan cuenta de que, en la economía de Dios, «si sufrimos, también reinaremos con Él» (2 Timoteo 2:12, RVR1995).