Cambio de corazón


 
A ustedes «... se les habló y enseñó de Jesús según la verdad que está en Él... se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos».
—Efesios 4:20-22

Antes de su conversión, Pablo no era manso. De manera arrogante y brutal capturaba a todos los cristianos y buscaba destruirlos. Era intolerante, egoísta y altivo. Sin embargo, cuando escribió su cálida y afectuosa carta a las iglesias de Galacia, declaró, entre otras cosas: «El fruto del Espíritu es… amabilidad, bondad… humildad». Su humildad era algo concedido por Dios, no algo producido por el ser humano. No es nuestra naturaleza ser humildes. Al contrario, nuestra naturaleza es ser orgullosos y arrogantes. Por eso es que el nuevo nacimiento es imprescindible para cada uno de nosotros. Por eso es que Jesús franca e intencionalmente le dijo a Nicodemo, y nos dice a cada uno de nosotros: «Tienen que nacer de nuevo». ¡Ahí empieza la humildad! Debes tener un cambio de naturaleza.

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Oración de hoy

Padre celestial, dame la misma humildad que le diste a Jesús.