«Sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza...» —Romanos 12:11-12
Cada generación se vuelve más adicta a los sedantes de la vida. La gente busca aliviar el dolor de vivir. Oprimidos por un sentido de trivialidad y por propósitos frustrados, los seres humanos no encuentran un gran objetivo o compromiso que los atraiga, ni ninguna estimulación interna que brinde sentido a su existencia. Cristo puede salvarte de la desgracia del aburrimiento. Él espera darte un nuevo sentido de dirección y quitar la insatisfacción de tu vida. Hace poco hablé con un hombre de mi propia comunidad que se convirtió en fe a Cristo. «Antes no sabía qué hacer en mi tiempo libre —me dijo—, pero ahora tengo un sentido de compromiso y de propósito que nunca antes conocí».
Incluso el trabajo más pequeño que hago hoy es parte de mi servicio a ti, Señor. Ayuda a mi corazón a estar tan lleno de tu Espíritu que pueda regocijarme sin importar cuál sea la tarea que pongas delante de mí.