«… hay amigos más fieles que un hermano». —Proverbios 18:24
¡¿Cuántas personas solitarias habrá hoy en día?! Dios no creó al ser humano para que viva en su deprimente soledad interior. Dios mismo descendió al huerto de Edén, para evitar que el ser humano que había creado estuviera solo.
Una de las cosas más alentadoras que Jesús le dijo a sus discípulos fue: «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). Él vino para restaurar la comunión entre el ser humano y Dios, y para eliminar la soledad humana. Acércate a Jesucristo hoy y Él quitará la soledad de tu alma. Él será tu compañero y amigo.
Señor, Tú deseas llenar todos los momentos de soledad y cambiarlos por momentos de increíble deleite. Ayúdame para que, en tu presencia, nunca más tenga miedo de la soledad.