Dios nos hizo únicos


 
«Esperamos confiados en el Señor».
—Salmos 33:20

Yo soy un alma; ¡y tengo un cuerpo! El cuerpo es la morada donde habita el alma. Cuando Oliver Wendell Holmes tenía 80 años, un amigo lo saludó y le preguntó «¿Cómo estás?». «Estoy bien —dijo Holmes—. La casa en la que vivo está tambaleando y desmoronándose, pero Oliver Wendell Holmes está bien, gracias».

En esta era materialista, a menudo olvidamos que la parte real y permanente de nosotros es invisible. Gastamos mucho tiempo, dinero y esfuerzo para conservar nuestra parte física; y muchos no se preocupan por su salud ni su alimentación espiritual. Por tanto, los consultorios de los médicos están llenos, mientras las oficinas de consejería de muchos pastores están vacías.

Cuando Dios creó al ser humano, lo hizo único y diferente a los otros animales. «Y Dios… sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente» (Génesis 2:7). Lo vistió de inteligencia, conciencia y voluntad. Lo hizo como a Él mismo: un compañero, un amigo de Dios. En la resurrección, este mortal se vestirá de inmortalidad; y seremos como Él y estaremos con Él para siempre.

>> ¿Sabes dónde pasarás la eternidad? Puedes tener la certeza de pasar la eternidad con Dios. 

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Oración de hoy

¡Cuánto anhelo estar contigo para siempre, mi amado Señor Jesús!