Dios, nuestro Consolador


 
«Soy yo mismo el que los consuela…»
—Isaías 51:12

Aun en el lamento hay consuelo, porque aun en medio del dolor, Dios nos da una canción. Su presencia en nuestra vida transforma nuestro dolor en canción: una canción de consuelo. Este tipo de consuelo es el que le permitió a un devoto inglés mirar a un hoyo oscuro y profundo en el suelo donde su casa solía estar antes del bombardeo y dijo: «Siempre quise un sótano. Ahora puedo construir otra casa, tal como siempre la quise». Este tipo de consuelo es el que permitió que la joven viuda del pastor de una iglesia cercana a donde vivo enseñara la clase dominical de niñas el mismo día del funeral de su esposo. Su dolor no era el tipo de dolor sin esperanza, era un dolor con fe en la bondad y la sabiduría de Dios. Cree hoy que nuestro Padre celestial no se equivoca.

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Oración de hoy

Padre celestial, nunca podremos imaginar la agonía y el dolor que sentiste por el sacrificio de tu Hijo amado, Jesucristo. Gracias por el consuelo que reciben todos aquellos que te aman.