«No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes». —Mateo 7:1 (NBLA)
La palabra «prejuicio» significa «juzgar antes de tiempo o con desconocimiento». El prejuicio es una señal de debilidad, no de fortaleza. El prejuicio se mide al calcular la distancia entre nuestras opiniones sesgadas y la verdad. Si todos fuéramos perfectamente honestos ante Dios, no habría prejuicios.
Señor, Tú nos amas a cada uno de nosotros con un amor que rompe todas las barreras del prejuicio. Perdóname por las veces que juzgo a los demás. Purifica mi corazón, para que me puedas usar para unir a la gente en el vínculo del amor unificador de Cristo.