«En el pasado, se dejaron esclavizar por la impureza y el desenfreno, lo cual los hundió aún más en el pecado. Ahora deben entregarse como esclavos a la vida recta para llegar a ser santos». —Romanos 6:19 (NTV)
Tal vez hayas escuchado a alguien aconsejar: «No pelees con él, es más grande que nosotros dos». Aquellos que tienen una actitud de sumisión delante de Dios no luchan contra la vida. Aprenden el secreto de la rendición y el sometimiento a Dios y, en las dificultades de la vida, ¡Él pelea en su lugar!
En lugar de llenar tu mente de resentimientos; en lugar de abusar tu cuerpo con diversión pecaminosa y de dañar tu alma por ser voluntarioso, con humildad entrégalo todo delante de Dios. Tus conflictos desaparecerán y tus tensiones internas se esfumarán. Luego tu vida comenzará a cobrar valor. Tendrás la sensación de pertenecer a la vida. El aburrimiento se desvanecerá y te sentirás lleno de energía, esperanza y expectativa. Cuando estés sumisamente rendido delante de Dios, comenzarás a «heredar la tierra» repleta de cosas buenas que Dios tiene preparadas para todos los que confían en Él con todo su ser.