«Ahora no entiendes lo que estoy haciendo... pero lo entenderás más tarde». —Juan 13:7
Quisiera recordarte que la enfermedad física no es lo peor que te puede suceder. Algunas de las personas más perversas y miserables que he conocido no tienen ninguna discapacidad física o problema de salud; por otro lado, algunas de las personas más importantes y útiles del mundo han sido discapacitadas.
La composición musical El Mesías fue creación de Handel, quien sufría parálisis en el lado derecho de su cuerpo y su brazo. Catherine Booth, cofundadora del Ejército de Salvación, en el último año de su vida dijo que no recordaba un solo día que haya estado sin dolor.
Helen Keller escribió: «Doy gracias a Dios por mis discapacidades, porque a través de ellas me he encontrado a mí misma, a mi trabajo y a Dios». Algunos de los cristianos más felices que he conocido han sido santos en silla de ruedas. Mi oración es que Dios te dé gracia para «triunfar en la aflicción».