«Que nuestro Señor Jesucristo… que nos amó… les fortalezca el corazón…» —2 Tesalonicenses 2:16-17
Cristo es la respuesta a la tristeza. Cuando Harry Lauder, un gran comediante escocés, recibió la noticia de que su hijo había sido asesinado en Francia, dijo: «En momentos como este, hay tres caminos que el hombre puede seguir: entregarse a la desesperación y amargarse, apresurarse a ahogar sus penas en la bebida o con una vida llena de crueldad, o acudir a Dios».
En tu tristeza, acude a Dios. Y cuando acudas a Dios, entrega delante de Él todas tus cargas. Hay miles de personas que han acudido a Dios, pero es posible que sigan llevando a cuestas sus cargas. Dios nos dice: «Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes» (1 Pedro 5:7). Tú, que debes atravesar el valle de la sombra de la muerte, tú, que debes despedirte de aquellos que has amado, tú, que sufres privación y miseria, tú, que eres injustamente perseguido, tú, entusiásmate y sé valiente. Nuestro Cristo es más que suficiente para enfrentar la tristeza.
Señor Jesús, tu consuelo quitará toda la amargura de mi tristeza, y me dará el valor para enfrentar la angustia. Tu gracia me consolará y tus brazos me sustentarán. Gracias, querido Señor.