… crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos… —Romanos 10:9
Es imposible que algo exista solo por creerlo. El evangelio no llegó a existir porque la humanidad lo creyó. La tumba de Cristo no estaba vacía esa primera Pascua porque algunas personas fieles lo creyeron. El hecho precedió a la fe. Nosotros somos psicológicamente incapaces de creer sin un objeto de nuestra fe. El objeto de la fe cristiana es Cristo. La fe significa más que un consentimiento intelectual a las afirmaciones de Cristo. No has sido llamado a creer algo que no sea creíble, sino a creer el hecho de la historia que en la práctica trasciende toda la historia. La fe en realidad significa rendición y compromiso con las afirmaciones de Cristo. No conocemos a Cristo con los cinco sentidos físicos, pero sabemos a través de nuestro sexto sentido que Dios les ha dado a todas las personas la capacidad de creer.
Cuando mantengo mis ojos en ti, Señor, mi fe no flaquea. Con demasiada frecuencia bajo la mirada y tropiezo. Permíteme comprender hoy de nuevo el poder que te levantó de entre los muertos.