«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil…». —2 Timoteo 3:16
Las personas que redactaron la Constitución de los Estados Unidos sabían que estaban escribiendo el documento base para crear un gobierno de personas libres: reconocieron que las personas podrían vivir como seres libres e independientes si tan solo cada uno de ellos llegaba a conocer y comprender la ley. Tenían que conocer sus derechos, sus privilegios y sus limitaciones. Tenían que ser tratados de forma igualitaria ante el tribunal de justicia y pocos jueces podían ser injustos; porque el juez también estaba sometido a la misma ley y tenía la obligación de tratar cada caso como correspondía. Así como la Constitución es la ley más importante de cada país, la Biblia es la ley más importante sobre toda lo que existe, pues proviene de Dios. En ella, Dios establece sus leyes espirituales y presenta sus promesas eternas. Es en la Biblia donde Dios revela el plan de redención para la raza humana.