«Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo». —Juan 16:33
La paz que Jesús trajo no consiste simplemente en apaciguar las cosas, ni tampoco en ceder terreno ante el enemigo para conseguir un acuerdo. La paz de Cristo es una paz espiritual. El mundo no puede brindar paz porque no tiene paz en sí. El mundo lucha por la paz, maniobra por la paz y negocia la paz, pero no ha encontrado una paz verdadera y definitiva. Sin embargo, Jesús brinda la paz verdadera a aquellos que ponen su confianza en Él. Si tú has recibido la paz de Cristo, entonces le perteneces a Él. Mas si la has rechazado, entonces estás en contra de Él. Su paz está disponible para todos los que la reciben.