En ninguna parte la Biblia se enseña que el sexo en sí mismo es pecado. El ser humano, en su naturaleza pecaminosa, ha tomado lo que estaba destinado a ser un acto de amor glorioso y completo entre dos personas y lo ha convertido en algo bajo, barato y sucio. La Biblia es uno de los pocos libros en el mundo que habla con franqueza sobre el tema del sexo, y condena claramente el sexo fuera de los lazos del matrimonio. El que la inmoralidad esté desenfrenada en todo el país no significa que esté bien; el que algunos clérigos digan que lo aprueban no significa que esté bien. La Biblia afirma: «Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte» (Proverbios 6:25). Bajo la ley judía, el adulterio era condenable con la muerte. Hoy en día, bajo la ley de Dios, inevitablemente resultará también en la muerte espiritual.