«Incluso mientras estábamos con ustedes les dimos la siguiente orden: “Los que no están dispuestos a trabajar que tampoco coman”». —2 Tesalonicenses 3:10, NTV
Una de las responsabilidades de los cristianos al seguir a Cristo es tener una actitud nueva hacia el trabajo. Muchos jóvenes quieren a Cristo sin tener ninguna responsabilidad. Jesús no era un desertor. Como carpintero, trabajó mucho con sus manos. El apóstol Pablo se ganaba la vida haciendo tiendas mientras llevaba a cabo la obra que Dios le asignó. Sea cual sea el trabajo de un cristiano, debe hacerlo como si lo estuviera haciendo para el Señor. Debe dar lo mejor de sí en cualquiera que sea su oficio o vocación. Debe ser fiel, impecable y honesto.