«… yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia». —Juan 10:10
En la economía de Dios, debes bajar por el valle del dolor antes de poder escalar las alturas de la gloria espiritual. Debes cansarte de vivir solo antes de buscar y encontrar la comunión de Cristo. Debes morir al pecado antes de poder empezar a vivir. El día más feliz de mi vida fue cuando me di cuenta de que mi propia capacidad, mi propia bondad y mi propia moral eran insuficientes ante los ojos de Dios. No exagero cuando digo que mi tristeza se convirtió en gozo y mi suspiro en canto. Dichosos los que lloran por su propia insuficiencia, porque serán consolados con la suficiencia de Dios.