«Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia...» —Mateo 6:33
Una persona que ha centrado toda su atención en las ganancias financieras, en un negocio, en el prestigio social o todo su afecto en alguna persona, experimenta una pérdida devastadora cuando se le niega aquello que le ha dado significado a su vida. En esos momentos trágicos, el individuo reconoce que está terrible y completamente solo.
Es en ese momento que el Espíritu Santo puede hacer la obra sobrenatural para que las vendas mundanas se desprendan de los ojos de esa persona y vea claramente por primera vez. Esa persona reconoce que Dios es la única fuente de poder verdadero y el manantial de amor y compañerismo.