«... olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante...» —Filipenses 3:13
Mientras hojeamos el calendario de un año nuevo, nos encontramos cara a cara con la realidad de que nuestros días en la tierra están contados. Como el salmista escribió: «Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría» (Salmo 90:12). Ninguna persona precavida puede acercarse al Año Nuevo sin cierta introspección. Nos acordamos de lo breve que es el tiempo; así como de nuestros fracasos, nuestros errores y las oportunidades perdidas, y prometemos que aprovecharemos mejor nuestro tiempo durante el próximo año.
En este año que comienza, tomemos un tiempo para ser agradables, sonreír, ofrecer a quienes nos rodean las pequeñas cortesías que muchas veces omitimos, así como para demostrarle amor a nuestra familia. Los psiquiatras nos dicen que la mayoría de las personas están hambrientas de amor. Tómate un tiempo para dar un beso de despedida; irás a trabajar con un espíritu más agradable. Dediquemos tiempo a conocer a nuestras familias. No somos máquinas; no somos robots. El secreto de un hogar feliz es que los miembros de la familia aprendan a dar y recibir amor. Tomemos tiempo para expresar nuestro amor de mil maneras.
Al empezar el nuevo año, Señor Jesús, te pido que mi caminar en este año esté lleno de tu amor por los demás; un amor verdadero que no repare en costos.