«Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes». —Efesios 6:13, NBLA
Daniel y sus compañeros fueron tentados a abandonar su herencia divina, pero se negaron. Tuvieron que enfrentarse incluso a un horno ardiente, pero eligieron eso en vez de ceder. Dios honró su fe y los usó poderosamente. Moisés estaba rodeado de lujos y del paganismo de la corte egipcia, pero eligió ponerse del lado de su propio pueblo. Lot vivió en Sodoma y vio las obscenidades de esa ciudad condenada. Pero Dios lo salvó y lo sacó de ella porque Lot confió en Él. Cada uno de los apóstoles de nuestro Señor selló su fe con el precio de su vida. Desde entonces, la historia ha estado repleta de vidas de personas que han puesto a Dios y su llamado por encima de todo lo demás.