«¿Cómo puede un joven mantenerse puro? Obedeciendo tu palabra». —Salmos 119:9 (NBLA)
Muchas de las dificultades que experimentamos como cristianos se deben a la falta de estudio y lectura de la Biblia. No tenemos que conformarnos con leer rápidamente un capítulo tan solo para satisfacer nuestra conciencia. ¡Guarda la Palabra de Dios en tu corazón! Una pequeña porción bien digerida tiene más valor para el alma que una porción extensa ojeada apresuradamente. No te desanimes si no puedes entenderlo todo. Continúa leyendo. Mientras lees, pide al Espíritu Santo que te aclare el significado de los pasajes. Leer la Biblia tiene un efecto purificador en el corazón y la mente.