No podemos dar más de lo que Dios da


 
«La décima parte de los productos de la tierra... le pertenece al Señor…».
—Levítico 27:30, NTV

Debemos ser administradores de nuestro dinero. Cuando invertimos y compartimos nuestras bendiciones para la gloria de Dios, nosotros mismos nos vemos beneficiados y bendecidos. Conozco a un empresario en Detroit, Michigan, que le prometió a Dios que le daría el diezmo de todos sus ingresos para la obra del Señor. Dijo que su negocio se había triplicado y que Dios había sobrepasado el cumplimiento de su parte del trato.

Hace un tiempo escuché a un obrero en el valle de San Joaquín en California decir que él y su esposa habían acordado dar una décima parte de su ingreso al Señor. Cuando tomaron esa decisión, él solo encontraba trabajo alrededor de siete meses al año. Ahora afirma que tiene un trabajo fijo y está ganando casi el doble de lo que ganaba antes. Es inevitable: la Biblia promete beneficios materiales y espirituales a aquel que le da a Dios.

No puedes dar más de lo que Dios da. Te desafío a intentarlo y verás.

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Oración de hoy

Perdóname, Señor, por las veces que he querido retener lo que es legítimamente tuyo.