«Él es anterior a todas las cosas, que por medio de Él forman un todo coherente». —Colosenses 1:17
Napoleón tenía razón cuando afirmó: «Conozco muchos hombres y te digo que Jesucristo no es simplemente un hombre. Entre Él y cualquier otra persona en el mundo no hay posible término de comparación, pues Él era el Hijo de Dios». Emerson tenía razón cuando les respondió a aquellos que le preguntaron por qué no incluyó a Jesús en su famoso libro Hombres representativos: «Jesús no era solo un hombre». Arnold Tynbee tenía razón cuando dijo: «Mientras estamos de pie y fijamos la mirada en la otra costa, una simple figura se eleva desde la ola e inmediatamente llena todo el horizonte de la historia. Ahí encontramos al Salvador».