«Porque en mí ha puesto su amor…» —Salmos 91:14, NBLA
Una necesidad básica de la humanidad es el afecto. Aquellos que acuden a Cristo y permanecen en Él ahora reciben el afecto y el amor de Dios. No puedes decir que no tienes amigos cuando Cristo mismo sostuvo: «Ya no los llamo siervos… los he llamado amigos» (Juan 15:15). A ti que lamentas porque estás falto de afecto y amor en esta vida, te recomiendo con mi corazón lleno de gozo que te acerques a Cristo. Él te amó lo suficiente como para dar su vida por ti. Y no solo eso, sino que por haber tomado tu lugar en la cruz, compró el favor de Dios para ti y ahora, a través de Él, tú puedes ser el beneficiario de la gracia y el amor de Dios sin medida.