Nuestra necesidad más grande


 
«Dios no envió a Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él».
—Juan 3:17, NTV

Puedes poner una escuela y una universidad pública en cada esquina de cada ciudad en cada país, pero nunca evitarás que esos países se pudran moralmente si lo único que podemos ofrecerles es una mera educación intelectual. La educación no puede llamarse propiamente educación cuando descuida las partes más importantes de la naturaleza del ser humano. La educación parcial en el mundo es mucho peor que ninguna en absoluto si educamos la mente, pero no el alma. Pensar en civilizar a los seres humanos sin convertirlos a Cristo es casi lo mismo que pensar en transformar lobos en corderos simplemente lavándolos y poniéndoles un vellón de lana. «Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión» (Mateo 5:7). La compasión que el mundo necesita es la gracia, el amor y la paz de nuestro Señor Jesucristo. Es su poder transformador y regenerador lo que el mundo necesita más que nada.

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Oración de hoy

Señor misericordioso, que mi vida se llene de tu desbordante amor por los demás.