«El Señor mismo nos dará bienestar, y nuestra tierra rendirá su fruto».
—Salmos 85:12
La gran prosperidad económica y material que disfrutamos en los Estados Unidos es un regalo de la mano de Dios. La Biblia nos enseña que la misma bondad de Dios tiene la capacidad de abrir nuestros ojos y llevarnos al arrepentimiento. Todas estas bendiciones materiales son regalos que Dios nos ha dado para que podamos humillarnos, arrodillarnos ante Él e invocar su nombre. Tenemos que agradecer a Dios también por las bendiciones espirituales que para nosotros los seres humanos son indescriptibles.
Varios países hoy todavía disfrutan de la libertad de culto. Sin embargo, en muchas partes del mundo, los creyentes no pueden reunirse; no pueden hablar de sus convicciones religiosas debido al poder totalitario. En algunos países como el nuestro, hay Biblias en todas partes. Tenemos la oportunidad de predicar. Dios nos ha bendecido con mil y una bendiciones espirituales. En días de incertidumbre y confusión, como los que estamos atravesando ahora, estos son regalos que están por encima de nuestro entendimiento; y, sin embargo, estos regalos de Dios solo llegan a ser verdaderamente nuestros cuando volteamos a ver a Cristo, vemos el invaluable sacrificio que hizo muriendo por nuestros pecados en su lugar, y recibimos a su Hijo como nuestro Salvador y Señor.
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Dios todopoderoso, te agradezco por todas las bendiciones que derramas sobre mi país; y te quiero agradecer especialmente por mi libertad de adorarte y leer mi Biblia.