Ojos para ver


 
«Para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz…».
—Hechos 26:18

El ciego Bartimeo se quitó la capa y corrió temblando hacia Jesús.
Él le preguntó:
—¿Qué quieres que haga por ti?
Le respondió:
—Rabí, quiero ver.
En ese momento, mientras decía «Rabí», sus ojos espirituales fueron abiertos.
Luego, Jesús le dijo:
—Tu fe te ha sanado.
Observa que no se trató de la comprensión intelectual, ni del dinero, ni de las buenas obras de Bartimeo. Fue una cuestión de fe. ¡La fe! ¡Eso es lo único que se necesita! Inmediatamente Bartimeo, que había estado ciego toda su vida, comenzó a abrir los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Jesús. ¡Qué experiencia, abrir los ojos y mirar directamente al rostro fuerte y tierno de Jesús! Bartimeo conoció a Jesús y la Escritura dice que «empezó a seguir a Jesús por el camino». Al volver a tu negocio, a tu casa o a tu barrio, no irás solo. Cristo irá contigo.

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Oración de hoy

¡Gracias, señor Jesús, por sanarme de mi ceguera espiritual!