«… los que aún me rechazan son como el mar agitado… “No hay paz para el perverso”, dice mi Dios». —Isaías 57:20-21, NTV
La fe verdadera te hace actuar. En una ocasión supe de un hombre que empujaba de un lado a otro una carretilla sobre una cuerda floja sobre el río Niágara. Miles de personas lo animaban. Puso un saco de tierra de 200 libras en la carretilla, la volteó, y luego la empujó hacia atrás. Se dirigió al público y preguntó: «¿Cuántos creen que pueda llevar a una persona y cruzar el río?». ¡Todos gritaron en ovación! Un hombre en la fila de adelante estaba muy emocionado y aplaudió, dando a entender que él creía que aquél hombre podía hacerlo. El hombre señaló a este emocionado profesor y le dijo: «¡Tú irás en la carretilla!». El hombre desapareció tan rápido como pudo hasta que no se veía ni el polvo tras su huída. La realidad es que no lo creía. Pensó que lo creía, aplaudió como si lo creyera, pero no estaba dispuesto a subirse a la carretilla. Lo mismo sucede con Cristo. Muchas personas dicen que creen en Él y dicen que lo siguen; sin embargo, nunca se han subido a la carretilla. En realidad, nunca se han dedicado ni se han entregado por completo, al cien por ciento, a Cristo.