«Señor, tú nos concederás la paz; en realidad, todo lo que hemos logrado viene de ti». —Isaías 26:12, NTV
Hace apenas unos cien años, los niños estaban encantados ante la posibilidad de hacer un viaje a los embarcaderos para ver llegar los grandes barcos. Poco después, quedaron impresionados con los helicópteros y los aviones de propulsión a chorro. Nosotros, que una vez nos maravillamos del telégrafo, ahora damos por sentado el milagro mucho más grande de la televisión y el internet.
En la historia de la humanidad, hace relativamente poco muchas de las enfermedades físicas se consideraban incurables. Hoy en día tenemos medicamentos tan eficaces que las enfermedades antiguas casi ya no se ven. Hemos logrado mucho, de eso no hay duda. No obstante, a pesar de todo este progreso, no hemos resuelto el problema principal de la raza humana. Podemos construir los edificios más altos, los barcos más rápidos y los puentes más largos, sin embargo, todavía no hemos aprendido a gobernarnos a nosotros mismos ni vivir juntos en paz y en igualdad.