«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia». —Mateo 5:5
En su estilo característico, Jesús les dijo algo bastante impactante y revolucionario a sus oyentes con estas palabras: «Dichosos los humildes». Estaba diciendo precisamente lo contrario de nuestro concepto moderno del camino hacia la felicidad. Decimos: «Felices los inteligentes, porque heredarán la admiración de sus amigos»; «felices los enérgicos, porque heredarán una carrera»; «felices los ricos, porque heredarán muchos amigos y una casa llena de aparatos modernos». Jesús no dijo: «Sé humilde y heredarás la tierra». Él, más que nadie, sabía que la humildad era un don de Dios, un fruto del nuevo nacimiento. Jesús no estaba dando una orden en esta bienaventuranza ni dijo: «Deberías ser humilde, esa es la manera de vivir». ¡No! Él dijo que, si queremos encontrar el secreto de la felicidad y si queremos disfrutar de la vida, entonces la humildad es una clave fundamental.