Sé sensible


 
«El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor».
—1 Juan 4:8

Jesús lloró lágrimas de compasión en la tumba de un amigo. Hizo duelo por Jerusalén porque como ciudad había perdido su aprecio por las cosas del Espíritu de Dios. Su gran corazón siempre fue sensible ante las necesidades de los demás. Para enfatizar la importancia del amor del ser humano hacia sus semejantes, revisó un antiguo mandamiento y lo convirtió en el siguiente texto: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo».

La generación en la que vivimos es áspera y grosera. Un día escuché a un niño jactarse de lo rudo que era. Él dijo: «En la calle donde vivo, cuanto más te adentras, más rudos son, y yo vivo en la última casa». Hasta que uno haya aprendido el valor de compartir con compasión el dolor, la aflicción y la desgracia de los demás, no se puede conocer la verdadera felicidad.

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Oración de hoy

Señor Jesús, sensibiliza mi corazón con tu compasión para que pueda amar de verdad.