Somos hijos de Dios


 
«¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios!».
—1 Juan 3:1

Como hijos de Dios, somos sus dependientes. La Biblia declara: «Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos» (Salmo 103:13). Los hijos dependientes no se preocupan mucho por la comida, la ropa ni el refugio. Asumen que sus padres les proporcionarán todo y que tienen derecho a ello. Dado que Dios es responsable de nuestro bienestar, la Biblia nos dice que echemos todas nuestras preocupaciones en Él, porque Él tiene cuidado de nosotros.

Dado que dependemos de Dios, Jesús afirmó: «No se angustien» (Juan 14:1). Dios declara que Él se ocupará de los afanes, que no nos preocupemos, que lo llevemos todo a Él. A los hijos dependientes no les gusta pedir favores. De hecho, sería anormal que no manifestaran con valentía sus necesidades. Dios es muy consciente de que dependemos de Él para las necesidades de la vida. Fue por esa razón que Él afirmó: «Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá» (Mateo 7:7).

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Oración de hoy

Poderoso Padre, ¡qué magnífico poder confiar y depender de ti para quitarme los afanes del corazón!