«… a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos…» —Filipenses 3:10
W. C. Burns, originario de la India, escribió: «¡Quién tuviese un corazón de mártir, aunque no lograse la corona de mártir!». La popularidad y la adulación son mucho más peligrosas para el cristiano que la persecución. Cuando todo va bien, es fácil perder nuestro sentido del equilibrio y nuestra perspectiva. Lo importante es andar con Cristo, vivir para Cristo y tener un ferviente deseo de complacerle. Entonces, pase lo que pase, sabemos que Él lo ha permitido para enseñarnos valiosas lecciones y para perfeccionarnos para su servicio. Él enriquecerá nuestras circunstancias, ya sean agradables o desagradables, por su presencia con nosotros.