«Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a Él».
—Colosenses 3:10, NTV
Una rubia de cabello largo de una universidad del sur de Estados Unidos parecía estar disfrutando una satisfactoria carrera estudiantil cuando sus calificaciones empezaron a bajar. «La vida se había convertido en un largo caso de aburrimiento» —ella confesó más tarde—. «Yo no andaba con una carga permanente de depresión, pero tampoco estaba disfrutando de la vida. Hasta las cosas más pequeñas me hacían explotar. Conocí a algunos chicos que parecían saber algo que yo no sabía, pero yo no podía participar en ello. Fuimos a varias reuniones y una noche el orador dijo que no podemos ganarnos el amor de Dios. Dijo que Él nos acepta tal como somos. Fue entonces cuando me di cuenta de que no era cuestión de acumular un cierto número de horas de buenas obras. Más bien, tenía que ponerme a disposición. Por la fe, tenía que dejar que Él se hiciera cargo. Cuando acepté a Cristo como mi Salvador personal, todo comenzó a tener sentido. Sé que Dios está en mí en todo lo que hago. Mi vida ha adquirido una nueva dimensión».
¿Tu vida tiene esa nueva dimensión? ¡Puede tenerla! ¡Solo comienza ahora con Jesucristo! Cuando comiences esto, será tu primer paso hacia la realización personal, hacia el significado y hacia el gozo verdadero.
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Por fe, amoroso Padre, te pido que te hagas cargo de todos los aspectos de mi vida; acércame más a tu Hijo, mi Salvador, Jesucristo.