Todos hemos pecado


 
«... todos somos justificados por la fe, y no por las obras...»
—Romanos 3:28

Muchas personas todavía se aferran a la noción de que los seres humanos somos buenos por naturaleza. Eso no es lo que nos enseñaron los griegos. Aristóteles sostuvo: «Nada de bien hay en la humanidad». Tampoco lo aprendimos del judaísmo. El profeta Jeremías mencionó lo siguiente: «Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jeremías 17:9, RVR1995).

No lo aprendimos de las enseñanzas cristianas. El apóstol Pablo afirmó: «Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Creo que ese engaño lo aprendimos de los filósofos y los psicólogos del siglo XIX y principios del XX, quienes enseñaron la falsa doctrina de que la gente es una víctima indefensa de su entorno.

La Biblia dice que las personas no son buenas por naturaleza. Toda la experiencia humana lo confirma. Las personas son rebeldes por naturaleza. Esa es la primera rebelión en la historia que se dio en el jardín del Edén, donde el entorno era perfecto. ¡Única ocasión en la que no fue posible culpar a la herencia por nuestra rebelión!

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Oración de hoy

Cada vez que me obsesiono con la idea de que mis acciones son nobles, recuérdame, Señor, la grandeza de tu vida realmente perfecta.