«Para que por fe Cristo habite en sus corazones». —Efesios 3:17
Los expertos nos han dicho que la sociedad está enferma. Sus soluciones han tratado de responder a la fragilidad humana con la incorporación de viviendas sociales, prestaciones sociales, educación integral y condicionamiento psicológico. Sin embargo, estamos descubriendo que esa no es la única respuesta. El mundo necesita cambiar, la sociedad necesita cambiar, la nación necesita cambiar, pero nada cambiará sino hasta que nosotros mismos seamos cambiados. Y nunca cambiaremos sino hasta que nos miremos en el espejo de nuestra propia alma y enfrentemos con franqueza lo que somos por dentro. Debemos reconocer con toda libertad y honestidad que hay un defecto en la naturaleza humana, un descarrío innato que proviene de la rebelión natural del ser humano contra Dios. No estoy predicando: solo trato de explicarte cómo opera el corazón humano. No obstante, también espero mostrarte que, al final, la respuesta a todas tus preguntas solo puedes puedes encontrarla en una relación personal con Dios.